No deja de sorprendernos las perlas que de vez en cuando uno puede encontrarse en esta selva que es el internet. Sin ir más lejos el otro día me encuentro con semejante titular:
Entiendo que este señor ha recibido una solicitud de amistad, la ha aceptado y acto seguido ha visto mancillada su longeva relación con este nuevo amigo recibiendo de su parte una invitación para que dé «me gusta» a una página.
Con el fin de vengar semejante ultraje exhibe sus amplios conocimientos de marketing digital y se lanza a la crítica seguramente armado con datos concretos, fiables, empíricos… que mantengan su aseveración. Desconozco si este señor tiene información sobre si esta acción de marketing digital tiene un error de base al definir el target, si la conversión de la misma ha sido ridícula o si la rentabilidad no llega al umbral mínimo. En cualquier caso visión tuvo, pues le agradezco su pericia al proporcionarme este material para poder redactar el presente artículo.
Señor ultrajado, ¿no hubiera sido más sencillo que usted no aceptara la solicitud de amistad? Le aconsejo, como hacemos en nuestras charlas a los usuarios de redes sociales más jóvenes, que no acepte la amistad de personas que no conozca, no sea que se metan en su cama, le hagan stalking, ciberbulling… o tengan la maldad máxima de invitarle a dar «me gusta» a una página que tal vez, y solo quizás, pudiera ser de su interés.
PD.- Lo que reconozco que no ha sido brillante por su parte ha sido el comentario antiestético y sin duda soez de que «se la sopla». Confiemos en «soplos» de vientos mejores.